En un estudio que se acaba de publicar sobre el ciberbullying realizado en la provincia canadiense de Columbia Británica los padres entrevistados afirman que el 23% de los hijos han sido víctimas de ciberbullying, y 58% de bullying tradicional.
Los autores del estudio (la empresa Insights West-6S Marketing) aseguran que la mayoría de los menores no reportan los casos, por lo que las cifras deberían ser mayores. Comparado con otros estudios realizados en los EE.UU., supone casi el doble de incidencias.
Los autores del estudio señalan que el problema se ha convertido en prevalente en la sociedad, tras alcanzar el 48% el porcentaje de adultos preocupados por el ciberbullying. Los propios adultos reconocen que les afecta en un 8% de los casos (sube hasta el 12% entre los que son asiduos de las redes sociales), aunque eso supone asumir como ciberbullying el ciberacoso entre adultos, algo que no todas las definiciones del término recogen. Entre los adultos el acoso es más frecuente entre los más jóvenes: así, llega al 15% en la franja entre 18 y 34 años.
En una evolución audiovisual de aquel famoso web HotorNot que hace una década causó sensación, ahora numerosas adolescentes publican vídeos en Youtube mostrándose y pidiendo opiniones a internautas desconocidos: «¿Soy guapa o fea?» Con ello personas de todas las edades influyen en la autoestima de chicas aparentemente inseguras y puede provocar casos de ciberacoso.
Según Parry Aftab, la conocida experta en seguridad online para los menores, esto no es una práctica segura ni mucho menos: «Existe un peligro real en esto. Lo que estamos presenciando es el mundo del reality show en el que vivimos: los adolescentes viven en busca de sus 15 megabytes de fama», afirmó.
Para Aftab los viejos días en los que buscabamos comentarios positivos en personas cercanas a nosotros han pasado y ahora Internet ha cambiado las relaciones y los conceptos que poseemos de nosotros mismos.
«Las chicas y chicos siempre han buscado maneras de hacerse notar. Ahora somos capaces de cuantificar eso. Sinceramente, ellos no tienen otra manera de medir lo bellos que son a menos que sea evaluado».
«Los adolescentes se basan en medidas numéricas para evaluar su popularidad —en el número de personas que vieron sus páginas, cuántos amigos tienen, a cuántas personas les gusta sus páginas— todo se puede cuantificar ahora», añade Aftab.
Aftab también señala que los vídeos nos exponen al acoso cibernético. Erin Harper, psicóloga escolar de Atlanta, coincide en detectar ese riegos: «Al examinar un caso similar con el web Formspring, que permite dejar comentarios de manera anónima, hablé con probablemente unos 4.000 chicos sobre este asunto. Los usuarios dejan comentarios horribles».
Mentir sobre la edad en las redes sociales implica riesgos para los adolescentes
PantallasAmigas hace un llamamiento para que responsables de redes sociales, familias y educadores tomen conciencia y actúen al respecto. Figurar con una edad superior a la real puede poner en situaciones delicadas tanto a quien lo hace como a terceras personas. La edad de consentimiento sexual y las expectativas de relación por parte de personas mucho mayores son dos puntos críticos.
Las redes sociales online en España son gestionadas por empresas que establecen condiciones de alta, como contar con una edad mínima, a quienes desean utilizarlas. En el caso de Tuenti, la red social preferida por nuestros adolescentes, se exigen los 14 años cumplidos. Facebook modificó en 2010 su edad mínima de 13 a 14 años para los usuarios españoles, tras ser requerido por el director de la Agencia de Protección de Datos. Sin embargo es un hecho constatado y, en buena medida, socialmente admitido, que los adolescentes acceden a las redes sociales con una edad menor. Para hacerlo, a una niña de 12 años le bastará con decir en el formulario de alta de Tuenti que tiene 14.
A la empresa no se le puede exigir responsabilidad legal por ello. No obstante, la compañía es sensible a este problema y dedica un equipo de profesionales a identificar y expulsar de su servicio a las personas que identifican como menores de 14 años. Es un compromiso empresarial tan loable como insuficiente. En efecto, los estudios confirman lo que PantallasAmigas observa a diario en las aulas: se incrementa el número de menores de 14 años que usan Tuenti, cada vez lo hacen a edades más tempranas y, probablemente, durante más tiempo. Datos recientes apuntan a que 1 de cada 5 niños españoles entre 9 y 12 años usa Tuenti: esto quiere decir que dicen tener 14 años o más en su vida digital.
Jorge Flores , director de PantallasAmigas, llama la atención ante una situación agravante. «Venimos constatando una realidad no recogida aún en los estudios: cuando un adolescente figura en Tuenti con una edad superior a la suya, rara vez la corrige. Esto es, si con 11 años dijo que tenía 14 para poder entrar en Tuenti, tres años más tarde, cuando cumpla 14, figurará que tiene 17, pero no cambiará su edad a la real aunque ya no le sea necesario mentir para poder estar en la red social».
¿Cuáles son los riesgos?
Jorge Flores señala dos situaciones que pueden ser delicadas a raíz de esto. La primera tiene que ver con la edad de consentimiento sexual, establecida en España en los 13. «Quien en la red social dice tener 14 años está manifestándose con capacidad legal para el consentimiento sexual y esto puede suponer que terceros hagan uso de esa información. De esta suerte, podemos encontrarnos con un adolescente de 16 años realizando solicitudes sexuales a una niña que en realidad tiene 11 años. Con independencia de la culpabilidad o intencionalidad del solicitante y del desenlace concreto, la menor puede sufrir daño».
La segunda situación de riesgo está relacionada con las expectativas en la relación que pueden establecerse frente a edades irreales o el efecto de atracción que éstas puedan tener. «Por ejemplo, una niña que se dio de alta con 11 años diciendo que tenía 14, cuando llega a los 14 figura con 17, y es entonces cuando puede ser pretendida por jóvenes de 18 o 19 años. Son edades delicadas, y aunque cada persona es un caso, grandes diferencias de edad en el seno de parejas no suele ser lo más deseable a estas edades»., afirma el director de PantallasAmigas.
¿Por qué no ponen su verdadera edad al cumplir los 14?
Según Jorge Flores, tres son las posibles razones por las que muchos adolescentes no revisan su edad una vez cumplidos los 14 años requeridos para estar en las comunidades virtuales:
piensan que otras personas en la red social pueden sentirse defraudadas por haber sido engañadas respecto a la edad real o bien por ser ésta menor;
por descuido o desatención, por un lado, ya que juega un papel importante el no ser conscientes de las implicaciones negativas que puede acarrear mantener esta mentira y, por otro, también sucede que consideran suficiente que sus verdaderos amigos ya conozcan su edad real;
porque no tienen claro que la red social les vaya a sancionar al evidenciar que hubo engaño durante uno cierto tiempo.
Así pues, empresas responsables de redes sociales, padres y madres, educadores y organizaciones de protección de los derechos de la infancia tenemos una nueva responsabilidad: trabajar para crear las condiciones para que las personas adolescentes mejoren su vida digital.
¿Qué hacer para corregir esta situación? Responsabilidad social
Desde PantallasAmigas entienden que han de ponerse en marcha tres tipos de actuaciones para disminuir estos retos:
las empresas propietarias de las redes sociales podrían hacer saber a sus usuarios mayores de 14 años que no sancionarán a quienes corrijan su edad;
padres y madres deben visualizar esta situación de mayor edad declarada para obrar conforme a su criterio en las labores de educación y supervisión;
las organizaciones que trabajan en la defensa de los menores y por el uso seguro de la red en la infancia y la adolescencia debemos estimular la reflexión entre los y las adolescentes.
Tras el primer trimestre de experiencia coordinada con el apoyo de la Dirección de Juventud del Gobierno Vasco, los Cibermanagers de los tres centros educativos participantes —Colegio Trueba (Bilbao), Colegio Santa María (Portugalete) y la Ikastola Mariaren Bihotza (Donostia)— celebraron el pasado diciembre el I Encuentro Cibermanagers en Bilbao donde pusieron en común sus experiencias y manifestaron sus opiniones y visiones sobre aspectos en los que, por lo general, siempre se escucha la voz de los adultos sin que ellos sean los protagonistas.
Durante dicho encuentro se consensuaron y seleccionaron una serie de consejos para chicos y chicas menores, otros para los que tienen su edad y así como para las personas adultas. También reflexionaron sobre la propuesta Netiquetate.com, esto es, sobre las reglas para la convivencia y el disfrute en las redes sociales, reglas de netiqueta o buenos modales online, que les gustaría fueran adoptadas por todos aquellos que las usamos.
Presentación pública de las conclusiones del encuentro
El día 2 de febrero y en el contexto del Día de Internet Segura, tuvo lugar en el colegio Santa María la exposición de conclusiones del I Encuentro Cibermanagers. Estas conclusiones fueron compartidas y debatidas con un grupo de padres y madres quienes, además, recibieron por parte de los Cibermanagers una sesión en la que les fueron explicados los retos de Internet y cómo promover un uso seguro y saludable para sus hijos.
Resumen de las conclusiones
¿Qué cinco consejos darías a alguien de 11 ó 12 años para un uso más seguro de la Red?
«Ten precaución con la gente que contactas o agregas en Internet.»
«No subas fotografías de las que puedas arrepentirte, especialmente sin ropa.»
«Cuando tengas un problema, díselo a una persona adulta.»
«Cuida tu privacidad y tus datos personales.»
«Tapa la cámara web.»
¿Qué cinco consejos darías a alguien de tu edad (13 a 15 años) para un uso más seguro de la Red?
«Ten cuidado con las fotografías que subes y nunca manejes ninguna comprometedora.»
«Tapa la webcam y no te fíes de quién está al otro lado.»
«Pide ayuda a una persona adulta en caso de problemas.»
«Usa contraseñas seguras, protégelas y cámbialas de vez en cuando.»
«Ten precaución con las personas nuevas que contactas en la Red. Ten especial cuidado con los contactos que agregas.»
¿Qué consejo darías a una persona adulta en relación al uso de la Red y sus hijos?
«Que use las redes sociales, pero no para vigilar a tus hijos y que no interfieran en sus asuntos.»
Valoración de la Netiqueta Joven para Redes Sociales
Netiqueta Joven para Redes Sociales: se trata de 16 recomendaciones o consejos para la convivencia y disfrute de las redes sociales, algo así como unas normas de la comunidad de vecinos que, aunque no están escritas, todos respetan. Es una propuesta para la reflexión que fue publicada en septiembre de 2010.
A la pregunta de ¿cuál de dichas normas resultaría más díficil de cumplir y por qué? los cibermanagers identificaron la número 14 con diferencia, como la más complicada de cumplir:
(Consejo Netiquétate nº 14) «Ante algo que te molesta, trata de reaccionar de manera calmada y no violenta. Nunca actúes de manera inmediata ni agresiva»
Los enfrentamientos online
Ante la pregunta de si se han metido alguna vez en una bronca online o discusión fuerte muchos contestan que sí e incluso alguno manifiesta que en demasiadas ocasiones y que incluso son ellos quienes las empiezan.
Manifiestan también que comenzar enfrentamientos en Internet es más sencillo porque no se está cara a cara. También dicen que todos los conflictos generados en la calle tienen un reflejo grande en Tuenti, incluso desproporcionado.
Tienen claro que los conflictos son más difíciles de resolver en la Red que en la calle y que muchas veces no tienen solución, se queda el enfrentamiento abierto, aunque cese la disputa violenta.
Otro factor que destacan es que en esas broncas se involucra siempre mucha gente, demasiada que incluso en ocasiones es desconocida para alguna de las partes implicadas.
Más dificultades para la ciberconvivencia en las redes sociales
Las otras normas que identificaron como más complicadas de observar fueron, por orden de mayor a menor dificultad, las siguientes:
(nº 11) «Facilita a los demás el respeto de tu privacidad e intimidad. Comunica a tus contactos, en especial a los nuevos, cómo quieres manejarlos.»
(nº 3) «Mide bien las críticas que publicas. Expresar tu opinión o una burla sobre otras personas puede llegar a vulnerar sus derechos e ir contra la Ley.»
(nº 1)«Pide permiso antes de etiquetar fotografías subidas por otras personas.»
(n º5) «Evita la denuncia injusta de spam para no perjudicar a quienes hicieron comentarios correctos.»
La norma que identifican como más sencilla de cumplir es:
(nº 4) «No hay problema en ignorar solicitudes de amistad, invitaciones a eventos, grupos, etc.»
En efecto, no hay problema para ellos. Dicen que es algo habitual y que es sencillo de hacer, simplemente dar a una tecla y que además no es tan evidente, que ignorar se nota menos que si fuera enviar un rechazo o decir expresamente que no. No parece por lo tanto que suponga presión o compromiso para ellos el recibir una invitación.
En segundo lugar, la más sencilla para ellos es:
(nº 13) «Usa los recursos a tu alcance (dibujos, símbolos, emoticonos…) para expresarte mejor y evitar malentendidos.»
Manifiestan que para ellos es común el uso de emoticonos y símbolos que ayudan a expresar mejor la intención de sus palabras o estado de ánimo dado que les ayudan a comunicar mejor lo que quieren decir.
Según los cibermanagers la relación de consejos de Netiqueta es una conjunto de normas muy completo: no eliminarían ni añadirían ninguna regla.
Las normas de Netiquétate
NETIQUETA JOVEN PARA REDES SOCIALES
Muestra consideración y respeto hacia los demás:
Puede ser que a pesar de estar publicadas online no sea conveniente estar etiquetado para alguien.
Ayuda a crear el ambiente agradable y de confianza que a todos nos gusta compartir.
La libertad de expresión termina donde comienzan los derechos de los demás. La injuria, la calumnia y otras acciones contra el honor o la intimidad son delitos.
Si lo hacen contigo, no insistas ni pidas explicaciones.
La información abundante, interesante y veraz es un tesoro.
Realizar acusaciones a la ligera o de manera injusta genera desconfianza y enfado.
Cuida la privacidad de las demás personas:
En ocasiones contamos aspectos de nuestra vida con otras personas o de la vida de los demás sin tener en cuenta cómo les puede afectar que eso se sepa. Respeta la privacidad de los demás como te gustaría que respetasen la tuya.
Cuando etiquetas a alguien estás aportando mucha información que además, en muchos casos, se propaga de forma inesperada e incómoda.
La imagen (fotografía, vídeo…) de cada cual es un dato personal y el derecho a decidir cómo se utiliza le pertenece a esa persona en exclusiva.
En las redes sociales, la información circula con demasiada velocidad de un lado a otro y lo que es privado se puede convertir en un secreto a voces.
Contribuye al buen ambiente de la Red:
Deja claro tu criterio para que lo puedan respetar diciéndoles qué cosas no admites como, por ejemplo, que reutilicen fotos que puedan ver en tus álbumes privados, que te etiqueten sin permiso o que expongan datos acerca de ti en páginas a la vista de otros.
Se trata de un acuerdo, de una norma no escrita que muchas personas utilizan. Tenerla en cuenta no supone esfuerzo y ayuda a entenderse bien en cualquier circunstancia.
El estado de ánimo, las diferencias culturales o sociales, las experiencias previas… pueden dificultar la comunicación entre dos personas, más aún si ni están cara a cara. Comprender y utilizar símbolos de apoyo te ayudará a esquivar problemas por malas interpretaciones.
A veces las cosas no son como parecen. Puede que simplemente busquen la provocación o el engaño y si se reacciona mal habrán conseguido su objetivo. Puede tratarse también de errores o acciones no intencionadas.
Si alguien comete algún error, imprudencia o te molesta, sé amable al hacérselo ver y, si es posible, hazlo en privado.
No todas las redes sociales (Tuenti, Facebook, Hi5, Bebo, Orkut…) tienen las mismas reglas. Sin embargo, siempre son las reglas de juego de obligado cumplimiento para todos.
Según una encuesta realizada en noviembre de 2011 por Ipsos para la agencia de noticias Reuters el 12% de los padres (internautas) de todo el mundo asegura que sus hijos han sido acosados en Internet y casi un 25% conoce a un menor que ha sido víctima del denominado ciberbullying. Para el 3% el ciberacoso a sus hijos es algo habitual.
El vehículo más frecuente para el ciberacoso son las redes sociales como Facebook, citadas por un 60% de los encuestados. Los dispositivos móviles y los chats figuran casi empatados en siguiente lugar, con un 42% y 40% respectivamente. A continuación se sitúan como medios el email (32%), la mensajería instantánea (32%), otros webs (20%) y otras formas de tecnología (9%).
Las excepciones son Sudáfrica (63%), Rusia (59%), Corea del Sur (48%) y Japón (47%) donde los padres afirman que sus hijos son principalmente ciberacosados vía dispositivos móviles, y China donde en el 83% de los casos son salas de chat los lugares donde sucede el ciberbullying. En India están muy igualados los sitios web de redes sociales (55%) y las salas de chat (54%).
La encuesta acerca de las intimidaciones, amenazas o acciones intencionadas para avergonzar a un niño o adolescente por parte de otro menor o un grupo de menores a través de TIC como las redes sociales online o los dispositivos móviles, se realizó online entre más de 18.000 adultos usuarios de Internet en 24 países, 6.500 de los cuales eran padres.
La concienciación sobre la especifidad del problema también es mundial: el 77% de los encuestados en este sondeo internacional consideran el ciberacoso un tipo de hostigamiento diferente de otros y que requiere una atención y esfuerzos especiales por parte de padres y escuelas, puesto que las medidas anti-bullying existentes no son suficientes para afrontarlo. Aunque la encuesta mostró que el conocimiento de la existencia de ciberbullying es alto (2/3 de los entrevistados aseguraron que habían oído, leído o visto información sobre el fenómeno) las diferencias geográficas y culturales son destacables.
En Indonesia, el 91% de los encuestados aseguró tener conocimiento sobre el problema.
Le seguía Australia con el 87%, seguida muy de cerca por Polonia y Suecia.
En Estados Unidos, donde los casos de ciberacoso han tenido gran repercusión mediática por su conexión con suicidios de adolescentes, el conocimiento se situaba en el 82%.
En el extremo opuesto se sitúa con sólo el 29% de padres internautas que habían oído hablar del ciberacoso, Arabia Saudita y con el 35% en Rusia. Hacemos notar que la encuesta se realizó entre personas que son usuarias de Internet.
En India, el 32% de los padres dijo que sus hijos habían sufrido ciberacoso, seguida por el 20% de Brasil, el 18% de Canadá y Arabia Saudita y el 15% de Estados Unidos.
Los padres de España y Francia reportaron la menor incidencia de ciberbullying a sus propios hijos o a alguien de su entorno. En España sólo el 6% afirmaron que sus hijos sufrían algún tipo de bullying digital.
Entre los países donde la conciencia de que el ciberbullying es un problema que requiere abordarse de manera especial, están Japón (91%), Indonesia (89%), España (84%), Argentina (83%), Francia (83%) e Italia (83%).
El pasado día 15 se presentaron en Buenos Aires los resultados del estudio internacional “La Generación Interactiva en Iberoamérica 2010. Niños y adolescentes ante las pantallas” realizado por el Foro Generaciones Interactivas. El estudio recogió, entre otros, datos de 1.073 niños argentinos de entre 6 y 18 años.
Resumimos a continuación algunos de los datos hechos públicos en este estudio:
Un 86% de los menores argentinos tiene acceso a Internet en su casa.
El 28% de los argentinos de 6 a 9 años tiene celular propio. A los 12 años ya lo tiene el 79% de los niños y el 73% de las niñas.
De entre los que disponen de celular antes de los 10 años, el 14% de los chicos y el 10% de las chicas lo usan para conectarse a Internet. Esa cifra sube a 19/14% respectivamente en la franja de 10 a 18 años.
El 44% de chicos y 53% de chicas dicen nunca apagar su móvil.
Un 83% de niños y adolescentes utiliza las redes sociales online con frecuencia.
El 37% de chicos y 31% de chicas de 6 a 9 años usan las redes sociales.
Un 77% de los menores argentinos de entre 10 y 18 años navega en solitario y un 59% asegura que ha aprendido solo a utilizar Internet.
Entre los de 6 a 9 años el 75% navega solo. A los 10 años es destacable que el 88% de las niñas navega en solitario mientras sólo lo hace el 63% de los niños. A los 13 años vuelve a darse otra marcada diferencia (90% de niñas, 67% de niños).
Un 64% de los niños y adolescentes declara utilizar recursos digitales para la realización de las tareas escolares.
Un 36% de los niños varones de 6 a 9 años (26% de niñas) usa la Red para publicar fotos, vídeos y presentaciones.
Un 35% de los niños de 11 años (20% de las niñas) afirman que pueden poner cualquier foto suya en Internet. Fluctúan esas cifras con la edad y alcanza el 20% a los 18 años (19% en las chicas).
El 41% de chicos y 44% de chicas de esa edad lo hace para chatear.
De los 10 a 18 años el 22% de chicos y 26% de chicas usan fotologs. El 40% y 35% respectivamente administran su propio web.
A los 14 años el 13% de los chicos (0% de las chicas) reconocen usar la Red para realizar ciberbullying. La cifra se establiza entre los 16 y 18 años en torno al 6-8%. En las chicas los picos de ciberbullying se producen entre los 11 y 13 años (10-14-10%) y a los 17 (11%).
En cuanto al ciberbullying pasivo hay una marcada diferencia entre niñas y niños: niños de menos de 10 años, de 13, 14, 15 ó más de 17 dicen que nunca les ha perjudicado nadie online y sólo a los 11 y 17 años dicen ser víctimas el 8-9%. Sin embargo las niñas muestran cifras muy altas: 25% de las menores de 12 años ó 22% entre las de 17, por ejemplo.
Con respecto al uso del celular para realizar ciberbullying («perjudicar a alguien», en términos de la encuesta) el 20% de menores de 11 años lo ha hecho, 37% de 11 años y varones, manteniéndose en cifras muy altas en esa franja hasta los 14 años y especialmente entre los varones, ya que las chicas arrojan cifras mucho más bajas a excepción de las menores de 11. Después vuelven a remontar la tasa de ciberabusones varoens y a los 17 años son el 23% y a los 18 el 35%.
Como víctimas de ciberbullying vía celular el panorama sorprendentemente cambia y a cortas edades son los chicos los más perjudicados para pasar luego a ser las chicas: 10% de menos de 11 años (frente a 0% de chicas), 17% a los 13 (frente a 7% de chicas)… y luego 14% de chicas a los 15 (frente a 7 de chicos), 19% a los 16 (frente a 12%) y 17% frente a 6% a los 18. La excepción son los 17 años, en los que el 15% de chicos dicen ser perjudicados mientras entre las chicas la cifra es nula. Comparando las cifras de víctimas con las de perpetradores podría pensarse que son habitualmente los chicos los que ejercen el ciberbullying contra las chicas.
Al 25% de niños y 50% de niñas de 10 años (o menos) les parece divertidohablar con desconocidos por Internet. Con la edad esa cifra cae aunque en las chicas a los 14 remonta de nuevo alcanzando el 50%. En los chicos sube a los 16 hasta el 31% para caer bruscamente al 7-8% a partir de esa edad. A la mitad de las niñas argentinas de 6 a 10 años no les importa agregador a desconocidos en los programas de mensajería instantánea. La cifra cae a medida que maduran pero vuelve a subir hasta un nuevo pico de 27% a los 15 años. En los chicos la cifra más alta se da a los 16 años (44%).
El 41% de los argentinos de 11 años ha conocido en persona a algún amigo que había hecho por Internet. La cifra se mantiene hasta los 18 años en cifras entre el 22-43%. En las chicas la cifra comienza siendo muy alta con 10 años o menos (38%) y alcanza un pico de 50% a los 14 años.
Las marcadas diferencias que se producen en cuanto a ciertas prácticas o peligros en el caso de las niñas argentinas, quizás tengan su reflejo en otro dato llamativo: el 50% de niñas 10 años o menos ha tenido discusiones con sus padres a cuenta de Internet, mientras que en el caso de los niños de esa edad sólo hay problemas en el 13% de los casos.
En otras edades, en cambio, las discusiones son más frecuentes en chicos: 38% de 14-15 años y 40% de 18 años.
El 47% de los chicos y el 33% de las chicas reconocen que sus padres no ejercen ningún tipo de control sobre su navegación por la Red. Es remarcable que el 78% de las chicas de 17 años afirman que sus padres no les prohiben hacer nada en Internet, mientras que los chicos de esa edad sólo afirman eso en el 38% de los casos.
Al respecto del uso de videojuegos lo más llamativo que revela el estudio es que a los 14-15 años se produce un elevado número de conflictos familiares por dicha causa, pero sólo entre las chicas, con un 67% que tiene discusiones en casa. En el resto de edades prevalecen los chicos en tener problemas, aunque con cifras bastante menores: entre 13 y 40%. Curiosamente entre los 13 y 15 años casi todos los padres de las chicas que juegan conocen el tipo de juegos (entre el 83 y 100%).
Otro dato relevante sobre el tema es que a los 13 años el 22% de los niños varones afirman que si sus padres supieran a qué videojuegos juegan no les dejarían usar casi ninguno. A los 14 años el 67% de las chicas afirman eso, lo cual choca con el dato de conocimiento paterno mencionado antes.
Sobre el nivel de adicción o uso abusivo de videojuegos, llama la atención un 43% de niñas de menos de 11 años que afirman estar enganchadas o conocer a alguien que lo está (frente a sólo el 17% de los niños de esa edad). La adicción cae entre los 14-15 años (un grupo aparentemente diferente a los demás en muchos aspectos del estudio) y vuelve a subir entre 16 y 18 pero ahora con los chicos a la cabeza (33-25-40%).
Acerca de los efectos de los videojuegos, los propios pibes reconocen que los pueden volver violentos en un tercio de los varones encuestados de menos de 15 años. En el caso de las chicas las cifras son notoriamente más bajas y sólo alcanzan un 25% a los 17 años y un 22% a los 18, manteniéndose en las otras edades en torno al 15%, con excepción de la franja 13-14 y los 11 años donde prácticamente ninguna chica muestra esa impresión en la encuesta.
En cuanto a la TV aproximadamente la mitad de los encuestados la tiene en su cuarto, y llama la atención que en torno al 70% de los niños menores de 10% la ven sin compañía. De los 10 a los 18 años, un 25% de varones y un 40% de mujeres ven reality shows.
Las discusiones con los padres por culpa de la TV se concentran en los 11 años, disminuyendo progresivamente con la edad, aunque en las chicas los conflictos se mantienen en niveles del 20-30% hasta los 15 años.
Llama la atención que al 60% de niños y 50% de niñas de menos de 11 años sus padres les dejan ver todos los programas que emiten por TV.
El 53% de las niñas de 14 años lo primero que hacen al llegar a casa es escender la TV.
Continuando con nuestra reseña del estudio publicado en la revista Pediatrics de la Academia Estadounidense de Pediatría, se puede observar que pese a que las cifras totales del estudio muestran una extensión del sexting muy modesta entre los 10 y los 17 años, en la franja de los 15 a los 17 años la cifra es mucho mayor, pues es donde se concentran los casos y se acerca más a las de otros estudios.
Así, se observa que es a partir de los 13 años cuando se comienza a practicar o recibir este tipo de imágenes (de desnudos o casi desnudos) y de todos los casos detectados por el estudio tenían 15 el 17% del total de casos, aumentando hasta el 28% a los 16 y el 31% a los 17 años.
Los casos de sexting activo (generación y envío de su propia imagen o de otra/o menor) tuvieron de protagonistas a:
Un 13% que tenían 15 años.
31% tenían 16.
41% tenían 17.
Y el sexting pasivo (recepción de este tipo de fotos o vídeos) fue recibido por:
19% que tenían 15 años.
27% que tenían 16.
28% que tenían 17.
Las chicas practican el sexting activo casi el doble que los chicos (61% frente a 39%) y también los superan en el pasivo (56% frente a 44%).
En cuanto a la vía de creación/envío/recepción destaca lógicamente el teléfono móvil (65% del sexting activo y 82% del pasivo), pero es destacable que se usan otros medios como las redes sociales (5% activo y 8% pasivo) y la mensajería instantánea (10% activo y 6% pasivo). Existe también un notable 21% que usan cámaras digitales para la producción de sus imágenes de sexting.
Resulta preocupante que el 3% de las imágenes o vídeos de sexting generados lo fueran por personas que el o la menor conoció en Internet, presumiblemente grabándole/la a través de una webcam. El estudio también muestra que el 10% de las imágenes de sexting en las que aparecen los menores lo hacen masturbándose (13% en el caso del sexting pasivo o recibido).
También es alarmante que en el 31% de los casos en que los menores encuestados afirmaron aparecer en imágenes de sexting o haberlas grabado (sexting activo) concurrieran factores agravantes como el consumo de alcohol o drogas, la violencia, el engaño o la realización contra la voluntad, o sin el conocimiento de la persona retratada, el pago a cambio de la imagen.
Fuente: Pediatrics. The American Academy of Pediatrics.
Bajo el título de «Redes sociales: utilización sin riesgos en la adolescencia», la Mancomunidad de Lea-Artibai en Bizkaia organiza unas jornadas los próximos días 29 y 30 de noviembre, con la colaboración de PantallasAmigas.
La pantalla es el elemento común con el que cuentan los dispositivos en esta era digital. Por primera vez, las personas adultas nos sentimos incapaces de asimilar qué es lo que tanto atrae y cautiva a los menores. Tenemos dificultades para entender los riesgos asociados y lo que es más grave, no sabemos enseñar cómo evitarlos.
Las Redes Sociales están cada día más presentes en la vida de nuestros adolescentes. A sus muchas e irrenunciables ventajas, se unen ciertos peligros: contenidos inadecuados, contactos con extraños, uso abusivo y dependencia, aislamiento, ciberacoso… Para ayudar a que las pantallas sean verdaderas amigas, aliadas en el desarrollo saludable de adolescentes, hemos organizado estas jornadas para todos los padres y madres, educadores, agentes sociales… de adolescentes.
Los ponentes de estas jornadas serán, el día 29 Araiz Zalduegi, responsable de formación de PantallasAmigas, quien realizará una ponencia en euskera sobre Tuenti, Facebook y otras redes sociales: qué son y para qué se utilizan e incluirá consejos para su uso seguro; y al día siguiente (30), el director de Pantallasamigas Jorge Flores, quien hablará sobre privacidad y convivencia en las redes sociales, y los recursos educativos existentes para la prevención.
Las jornadas —gratuitas— están dirigidas al público en general, especialmente a madres y padres de adolescentes, docentes y educadores.
Las Redes Sociales se han instalado en nuestras vidas con determinación y celeridad. Aportan relaciones sociales que ayudan incluso a cubrir necesidades básicas del ser humano. Sin embargo, la dinámica con la que actúan y las formas de uso de quienes participamos de ellas generan efectos no deseables relacionados con la privacidad.
Principales retos de las redes sociales: privacidad y convivencia.
Las redes sociales no han incorporado nuevos riesgos a quienes usamos Internet puesto que ésta ya era una Red Social. Sin embargo, sí se pueden destacar dos aportaciones de relevancia por parte de estos contextos online que pueden comprometer nuestro bienestar.
Pérdida de privacidad.
Es un hecho constatado que las redes sociales, en cuanto que giran en torno a personas identificadas e identificables, han puesto en compromiso la privacidad de quienes las usamos. La merma de privacidad es un daño en sí mismo, efectivamente, una pérdida. Supone además un factor de riesgo o catalizador en otras circunstancias desagradables puesto que cuanto más se sepa de una persona, sin duda, más vulnerable es: pensemos en el acoso de un pederasta, en un caso de ciberbullying o en un traumático fin de una relación personal.
Por otro lado, un efecto derivado y poco deseable relacionado con la pérdida de privacidad es una conformación de la identidad digital más compleja, compuesta de más informaciones, y más diferida, en tanto que depende en mayor medida de lo que las demás personas refieran respecto de uno.
Mayor exigencia para la ciberconvivencia.
Las redes sociales, suelo decir, son las “verbenas de Internet”. Disfrutamos pero todos estamos más juntos, rozamos más, incluso nos damos codazos o empujones sin pretenderlo, tropezando unos con otros. Esto genera, como en las verbenas, más amoríos y más peleas. El nivel de exigencia para la convivencia es elevado en las redes sociales porque, efectivamente, nos “socializan”, en muchas ocasiones de forma abusiva y sin que lo percibamos.
¿Cómo proteger la privacidad en las redes sociales? Seis claves para ayudar a los adolescentes.
La protección de la privacidad en general y en las redes sociales en particular debe ser un tema relevante en la formación de los menores que, según los estudios, desde los once años comienzan a coquetear con estos entornos. Para ello, se detallan seis acciones son las líneas a incentivar, las competencias y actitudes que en ellos debemos ser capaces de estimular:
Conocer y configurar de manera detallada las opciones de privacidad. Se trata de un consejo clave pero, en general, mal asumido. Enseñar a configurar las opciones de privacidad es importante pero considero que lo fundamental es ayudar a conocer cómo funcionan y los efectos posibles de una mala configuración así como las limitaciones de estas opciones. Veáse este vídeo de ejemplo.
Identificar las funciones y los efectos de cada acción. Es demasiado frecuente equivocarse y ubicar en lugar erróneo alguna información. Ya hace tiempo Facebook realizó cambios en este sentido avisando de forma gráfica sobre en qué lugares, de qué forma, se propagaría un determinado comentario. Además, aunque la acción ocasione el efecto buscado, con frecuencia se desconoce qué otras implicaciones o consecuencias tiene. Se trata de un terreno donde la iniciativa corre por cuenta de la red social. Lo mismo sucede en el proceso de alta, donde conviene señalar que las condiciones planteadas son de especial importancia y afectan a cómo y dónde pueden usarse nuestros datos, por lo que es preciso una detallada lectura.
Proteger los datos personales. Se trata de datos esenciales y su especial relevancia debe ser puesta de manifiesto para dotarles de una especial protección. En esta labor nos amparan las leyes aunque, a pesar del gran camino andado, no siempre son eficientes o aplicables.
Proteger personalmente los datos. Este es un aspecto clave. Los datos (imágenes, informaciones…) aunque en muy diferentes formas, suelen tener origen en uno mismo. Ése es el primer filtro. Parece evidente pero decimos demasiadas cosas de nosotros mismos sin reflexionar sobre su oportunidad en diferentes momentos o contextos.
Mantener una actitud proactiva en la defensa de los datos propios. En las redes sociales son demasiado abundantes los datos que unas personas aportan sobre las demás y es, por desgracia y en especial en la adolescencia, muy común que lo hagan de manera inconsciente, negligente, compulsiva o incluso temeraria. Frente a esto se ha de mantener una actitud proactiva en defensa de la privacidad y ello supone tres acciones:
informar a los demás sobre nuestro criterio al respecto.
supervisar lo que se publica de nosotros.
ejercer, si es preciso, nuestro derecho a eliminarlos.
El etiquetado en las fotografías es un ejemplo muy ilustrativo.
Evaluar las actitudes y condiciones de privacidad de los contactos. Los contactos, a quienes las redes sociales llaman “amigos”, son un factor clave en relación a la propia privacidad. Sin embargo, es sabido que los adolescentes pueden sumar con facilidad varios cientos de amigos que tendrán criterios al respecto desconocidos y dispares. Al margen de su actitud, más o menos considerada, es importante conocer las condiciones en las que usan las redes sociales. Estas condiciones hacen referencia a sus conocimientos y competencias y, en relación con éstas, a sus configuraciones de privacidad. Así, un contacto que pudiera ser considerado y respetuoso puede afectar de manera involuntaria nuestra privacidad con una configuración y/o acción inadecuada.
En la base de todo esto está la cultura de la privacidad : valorarla y aprender a cuidarla. En este sentido están haciendo una destacable labor las Agencias de Protección de Datos que, más allá de la protección de datos personales realizan campañas de concienciación al respecto. Un recurso online para la sensibilización temprana son “Las aventuras de Reda y Neto” Preservar la privacidad merece realmente la pena porque Internet es un difusor de información muy potente y con mucha, pero que mucha memoria.
Hace unos días se celebraba el Día Internacional de la Internet Segura 2011, una fecha señalada para llamar la atención sobre la necesidad de una Red más amable con los más pequeños. Participaron numerosas organizaciones e instituciones aportando su grano de arena por la noble causa. Fue un día señalado que invita a la reflexión y que nos ha llevado a confirmar la relación de áreas de mejora que identificamos hace tiempo en materia de políticas públicas relacionadas con el uso seguro y saludable de las TIC por parte de la infancia y adolescencia.
Desde 2004, en PantallasAmigas hemos venido trabajando en este ámbito con la mirada puesta en países que nos superaban en cuanto al grado de penetración de las TIC en la sociedad (Canadá, Estados Unidos, Australia, Reino Unido, Finlandia, Suecia…) y en las políticas que en materia de uso sin riesgos de Internet se promovían en la Unión Europea iniciadas con el Programa Safer Internet (1999-2004). Esta experiencia y el trabajo de campo nos lleva a decir que nos queda mucho por hacer y que se puede hacer de manera más eficiente.
Diez claves para una mejor protección y promoción de la infancia y la adolescencia online.
Dejar de considerar a niños y adolescentes únicamente como víctimas pasivas de los riesgos de la Red y tomarlos como elementos activos.
Son agentes activos y forman parte del problema, porque en muchas ocasiones están ellos mismos también en su origen y, sobre todo, de la solución, puesto que pueden realizar extraordinarios aportes cuantitativos y cualitativos en las labores de sensibilización y formación al respecto (véase una experiencia en www.cibermanagers.com ).
Evolucionar desde las soluciones de urgencia basadas en el uso de las TIC por parte de los más pequeños hacia apuestas estratégicas para la vida digital.
En los momentos iniciales los niños usaban la Red mientras que ahora viven con naturalidad en ese entorno que es real, no virtual, pero digital. Por ello, además de promover el uso seguro y saludable de las TIC, es preciso el impulso de estrategias que conformen ciberciudadanos activos y responsables (ejemplos pueden ser www.netiquetate.com o www.internetamiga.com ).
Abandonar el abordaje basado en los ejes tecnológicos (Internet, telefonía celular, videojuegos) para centrarse en lo sustancial y transversal.
Con la convergencia de aplicaciones y dispositivos cada vez tiene menos sentido realizar un análisis separado, por ejemplo, de las adicciones o del ciberbullying en relación a un determinado canal o eje tecnológico. Es preciso, siguiendo el ejemplo, dejar de tomar la adicción a Internet como un problema y hablar, pongamos el caso, del reto que supone el uso abusivo de las redes sociales, al margen del dispositivo o contexto en el que se produzca. Otra cuestión diferente es que en las labores dirigidas a la ciudadanía sea preciso hablar de ejes concretos para un aprendizaje más significativo.
Apostar de manera sistemática y curricular por las tareas de sensibilización y formación desde edades tempranas, eludiendo las acciones esporádicas.
La velocidad con la que acontecen los cambios sociológicos y educativos ligados a las TIC nos ha llevado a la adopción de medidas puntuales, fraccionadas y aisladas. Es preciso, por la relevancia de la cuestión, realizar un esfuerzo de planificación y sistematización incluyendo de manera formal y regular en las aulas momentos para esta labor.
Incorporar a padres y madres al nuevo contexto digital para que comprendan y acompañen mejor la vida de sus hijos.
No es fácil abordar este aspecto por la enorme heterogeneidad de las situaciones y los perfiles que se pueden dar. Sin embargo, es preciso tener claro que la vida online de hijos e hijas es cada vez más intensa y se inicia a edades más tempranas y que únicamente desde una posición próxima a la misma podemos actuar con la diligencia y acierto deseable como padres y madres. Éstos deben ser capaces de tomar y adecuar sus propias decisiones en las labores de prevención, protección y educación, huyendo de la búsqueda de soluciones estandarizadas.
Dejar de presuponer que niños, niñas y adolescentes desean estar al margen de las acciones que en torno a su relación con las TIC emprendemos los adultos y permitirles y ayudarles a implicarse.
En demasiadas ocasiones se piensa que hijos e hijas desean mantener una relación con la tecnología al margen de los adultos de la familia y, por ello, no les damos la oportunidad de que compartan su vida y conocimientos digitales. Algunas veces es la propia inseguridad la que actúa de barrera y, en otras, la mera comodidad. Es necesario interpelarles, darles la oportunidad para acercarse, escucharles, incluirles para que nos incluyan.
Acortar los tiempos entre las labores de investigación y la aplicación de las conclusiones a las tareas de educación y prevención.
Día a día vemos la rapidez con la que evolucionan tecnologías, usos y costumbres en relación a las TIC. Es fundamental estudiar con rigor científico estos fenómenos (véase el proyecto europeo EUKids online o los estudios del Foro Generaciones Interactivas en Latinoamérica y España) pero no lo es menos actuar diligentemente para que los resultados de las investigaciones sirvan para ser aplicados antes de que cambie la realidad analizada. En este sentido también es importante coordinar estudios para obtener valor añadido de su planificación conjunta y complementaria, soportada en metodologías compatibles. Por último, los objetivos e hipótesis de las investigaciones emprendidas habrían de ser puestos de manera previa a disposición de las organizaciones que posteriormente van a utilizar los resultados finales en sus labores de prevención, de manera que les permita anticipar ciertas variables y acompasar sus acciones.
Se hace necesario compartir experiencias y recursos, comenzando por su registro previo y su caracterización y catalogación posterior.
Aunque existen distintas realidades en cada país (idiosincrasia, grado de desarrollo tecnológico, nivel socieconómico…) las diferencias en cuanto al uso de las TIC son cada vez menores. Siendo la Red el espacio global por excelencia donde no existen distancias ni limitaciones geográficas, es obvio que compartir y colaborar son dos de las opciones más adecuadas especialmente cuando hablamos de intervenciones online (véase el caso de www.cuidatuimagenonline.com).
Impulsar una más rápida adecuación de las leyes y los instrumentos de trabajo de la justicia.
Los avances realizados en cuestiones relativas a la protección de datos personales, a la adecuación del código penal en relación al grooming o las voces que piden la figura del agente encubierto son primeros y tardíos pasos de un camino que se alarga por momentos y que, sin embargo, estamos obligados a acortar cuanto antes.
Insistir a la industria, a la oferta, para que adopte una mayor y más transparente implicación.
Las operadoras de telecomunicaciones, las redes sociales… tienen una responsabilidad que en muchas ocasiones no les es exigible por Ley. Las labores de autocontrol o regulación convenida y voluntaria se muestran escasas, insuficientes y demasiado etéreas. Sin su plena, constante y sincera colaboración no son posibles avances imprescindibles para la protección de la infancia y la adolescencia online.
No es cosa menor lo que todas las sociedades nos jugamos tanto en lo que tiene que ver con el bienestar de los niños, niñas y adolescentes actuales como con la conformación de los futuros ciudadanos. Estoy convencido de que estas diez sencillas orientaciones estratégicas nos resultarán de ayuda.